… O SIMPLEMENTE LO TEMES, ÚNETE A ÉL
Con lo que nos cuesta encontrar un rato libre para jugar en que coincidamos todos en casa entre trabajo, estudios y demás… Si le añadimos el miedo con el que nos podemos enfrentar a él… Sí, ojalá no fuera esa la sensación.
El pasar tiempo en familia debería ser siempre un momento de disfrute, pero se sabe que a veces tenemos que hacer frente (y con la mejor de las sonrisas) al mal perder, que ocasiona rabietas, enfados… ¡Vaya panorama! Así no hay ganas ni de plantear un juego, y menos cuando tenemos un día ya de por sí más estresado de lo normal.
Solución: TODOS A UNA, así que o todos contentos o todos por los suelos. Pero eso sí, los males en compañía son menos males. 😉
Ahí van algunas de esas opciones y nuestra experiencia con ellas.
El primer juego cooperativo al que jugamos fue La Isla Prohibida (Devir, más de 10 años), que fue una muy grata experiencia.
A pesar de que el peque de la casa tenía aún una edad lejana a la recomendada, con la ayuda que nos brindaron cuando nos explicaron el juego (colocación de casillas, elección de personajes…) llegamos a buen puerto. Bueno, en realidad salimos del helipuerto. Aunque luego en sucesivas partidas no lo tuvimos tan fácil, el buen sabor de boca del trabajo en equipo merece la pena.
Desde entonces hemos tenido en nuestras manos algunos otros, como Magic Maze (2Tomatoes, versiones para más de 5 y 8 años). Muy divertido. Sin embargo, lo de mantener el silencio lo llevamos francamente mal, así que las reglas nos las saltamos en unos minutos. ¡Imposible!
Más locura aún la que vivimos últimamente con Kitchen Rush (MasqueOca, a partir de 10 años). Requiere de una gran planificación entre fases y en ellas es un no parar: 4 minutos con los ojos puestos sobre nuestros relojes de arena para así intentar llegar a todo lo que necesitamos. Pero es tan satisfactorio llegar al número de pedidos y poder pagar a todos tus trabajadores… Todo un desmadre que se nos asemeja a ciertos videojuegos de simulación, lo cual también es un plus a ciertas edades.
Para compensar tantísimo alboroto a veces nos decantamos por el género narrativo y deductivo en el que podemos resolver misterios, como en las series Red, White o Purple stories (Gen X Games) en los que hacemos preguntas que solo deben responderse con sí o no; o conversamos con las almas en pena en Mysterium y/o Mysterium Park (Libellud, a partir de 10 años) o en Detectives paranormales (Maldito Games, más de 10 años) , donde tendremos varias pruebas espectrales tipo party: notaremos dibujos en nuestra espalda, usaremos la güija y cartas del tarot, nuestra mano se moverá por el espíritu… En todos estos casos, eso sí, es necesaria la participación de al menos 3 jugadores, porque uno de ellos será quién tenga la información y se la vaya brindando al resto.
De todos modos, si hablamos de este tipo de juegos, en casa nos gusta más el tomar todos el mismo papel y, poniendo cada uno lo mejor de nuestra parte, solucionar el “problema”, ya sea en los ahora tan de moda juegos de escape o en los que citamos antes.
Una lástima no haberlos descubierto hace unos años para habernos librado de algún que otro momento súper competitivo entre hermanos y también por haber podido disfrutar de algunos muy recomendados juegos que ya por edad no están por la labor de probar, aunque no pierdo la esperanza.