Por Morbell.
La vida puede dar más giros que un dado
Dicen que es cosa de jóvenes empezar nuevos retos y lograrlos, pero no puedo estar de acuerdo. Al menos en lo que a los juegos de mesa se refiere.
Es una gran verdad que cuando hablamos de juegos de mesa, al menos para la inmensa mayoría de la población, el pensamiento va dirigido de forma directa a lo que, hoy, se llaman juegos familiares o como mucho “fillers” o juegos de relleno. Claro, que hace poco más de año y medio, la palabra filler no estaba en mi vocabulario habitual y el Monopoly o el Rummikub eran juegos de mesa, sin más. Es curioso como la vida da un giro inesperado y muy interesante a las cosas.
Corrían los primeros meses del año 2020, cuando millones de personas solo jugaban con los virus en el juego del mismo nombre, cuando mi forma de entender el ocio iba a evolucionar y hacerse mucho más rica. Por esa época conocí una asociación cultural de Alcalá de Henares, llamada Círculo de Isengard, que me invitó a conocer la “Liga Lúdica”, un evento para jugar a juegos de mesa. Yo, sin dudar, pensé que iba a ser una maravilla apuntarme. Solía ganar a amigos y familiares, por qué no iba a intentarlo en una liguilla. Ahí descubrí un par de las muchas verdades que iba a aprender durante los siguientes meses. La primera, que no tenía ni la más mínima idea de lo que era un “Eurogame”, y la segunda, que ni mucho menos era un jugador experimentado.08
En resumen, nada más apuntarme, pude comprobar que no conocía ningún juego de los que había en la liga, (y había más de 30), y además me frustré perdiendo cada partida y ralentizando juegos que no entendía ni de lejos. Podría haber pasado del tema y volver a mis juegos familiares, pero gracias a un fantástico miembro de la asociación, al que hoy llamo compañero y amigo, y del cual recibí los consejos adecuados, comencé una andadura que hoy disfruto cada vez que me encuentro delante de un tablero.
Esos son los comienzos de un jugador novato, con AP y todos los defectos que puede reunir un recién llegado al maravilloso mundo de los juegos de mesa. 20 meses después puedo garantizaros que es una de las experiencias más bonitas en las que he podido invertir mi tiempo. No solo he jugado y descubierto más de 80 juegos nuevos.
A día de hoy he comprado, y a buen precio gracias a la ayuda de mis compañeros, unos cuantos títulos nuevos para mi estantería, entre los que se encuentran el Dice Forge, el Marrakech, el 7 Wonders Duel o el Aventureros al Tren 15 aniversario. He organizado y participado multitud de eventos relacionados con el mundo del juego de mesa, inspirando a nuevas generaciones a conocer una forma de ocio sano. He sido jurado de concursos en los que he podido echar un vistazo al futuro de los juegos modernos de mesa. E incluso he ganado torneos de juegos que he aprendido a jugar el mismo día de dicho torneo.
Ahora muchos pensarán que a mi me ha ido bien porque soy un friki. Y yo os digo que sí, y a mucha honra. Y se preguntarán ¿Qué beneficio encuentro yo en jugar a algo más que un Catán o un Carcasonne? Pues que vas conocer a decenas de personas diferentes, algunos con una paciencia infinita para enseñarte opciones, estrategias, reglas y formatos de juego que nunca habías imaginado.
También que vas a descubrir que cualquier temática que te guste está reflejada no en uno, sino en varios juegos de mesa. Y que, en el fondo, la vida tiene que tener sus momentos de expansión o sus ratos de ocio. Y estoy convencido de que si te atreves a darle una oportunidad al mundo de los juegos de mesa, no solo no te vas arrepentir, sino que lo más probable es que encuentres una fuente inagotable de nuevas y divertidas experiencias que van a llenar tu vida. Y sino, al menos podrás contar que has jugado a una cosa muy rara y que, como yo hace año y pico, no te enteraste de nada durante unas cuantas horas… Y te echarás unas risas con los/las colegas, mientras te tomas algo en un bar.
